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Y otra vez hubo reunión de mujeres en mi casa! Habíamos quedado en que venían todas el sábado a las siete de la tarde.
Mi casa tiene patio adelante y el portón que da a la calle es de madera, por lo tanto no se ve quién está afuera.
A las 7 en punto suena el timbre, pregunto quién es y voy a abrir.
Entra S, cierro la puerta y escucho que afuera alguien grita:
_ Nooooooo, ¡¡otra vez nooooo!!
Resulta que S. había venido con G, y como yo no lo sabía, le cerré la puerta casi en la cara! Pero lo que me llamó la atención fue el "otra vez", como si algo de esto ya le hubiera pasado!
Es que ese día G había decidido cortar unas flores de la planta de su jardincito. Éste se encuentra entre la casa y la reja de la vereda. Cuando salió, se le cerró la puerta y quedó atrapada en tres metros cuadrados, sin poder entrar a su casa, ni salir a la calle y sin celular, ni palomas mensajeras que la socorriesen.
Pero claro, ¿qué problema podría haber si en la casa se encontraba su dulce hijo adolescente? ¡Podría tocar timbre y listo!
Pues el problema era que el joven muchacho estaba durmiendo la siesta, desparramado su metro ochenta en la cama y roncando cual marsopa en celo!
Un timbre, dos timbres, tres timbres....y nada!
Resumiendo, mi pobre amiga G se pasó una hora y cuarto sentada en el pastito, sacando yuyitos, podando los malvones, matando con el dedo índice alguna hormiga, y mirando pasar la vida, hasta que el joven despertó con hambre y decidió ir a la cocina a ver si había algo para tranquilizar a la fiera interior. Ahí fue cuando vio a su progenitora y la salvó de morir desahuciada y/o despellejada por los comentarios de las chusmas del barrio!

En fin, pasa en las mejores familias... Y si no, miren:

Gracias Chori por el video!!