Nadie muere en la víspera...

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Esta es una historia de vida impresionante! Forma parte de esos misterios que uno no termina de entender. La vida, la muerte y el delgado suspiro que separa una de la otra!

Un conocido mío de la infancia siempre fue muy deportista. Desde chiquito gustaba de jugar al fútbol, al tenis, hacer natación...etc.
Ya de grande decidió que su vocación era ser guardavidas y se fue a Estados Unidos a estudiar.
Una vez recibido trabajó todo el año en verano. Seis meses en Miami, y seis meses en la costa argentina!
Cada vez que pasaba a saludar por casa, mis hijos decían: "Mami, vino Tarzán!", ya que así lo habían bautizado.

Un verano estando en Villa Gessel, se le antojó pasear en jet ski. Bien temprano a la mañana, cuando todavía no había mucha gente, se subió a uno de estos aparatos y salió a dar una vuelta, mientras su compañero vigilaba la costa y a los pocos turistas que había!

Producto de un mal movimiento, el jet ski se le dio vuelta, haciendo que Tarzán cayera al agua y se golpeara la cabeza. En ese momento perdió el conocimiento y quedó flotando boca abajo, sin hundirse gracias al chaleco salvavidas que tenía puesto.
Viendo lo que había sucedido, su compañero fue a rescatarlo mientras se amontonaba la gente en la orilla.
Lo acostaron sobre la arena. El guardavida y un médico, que pasaba por ahí, le hicieron los primeros auxilios. Pero no podían reanimarlo, y el no paraba de escupir agua.

Se le habían llenado los pulmones, pero aún estaba vivo!
Y aquí es cuando ocurrió el milagro!!!

Ya lo daban por muerto, cuando se acercó un ingeniero, que estaba vacacionando con su familia. Miró la situación desesperada, la angustia del médico que seguía tratando de reanimar a Tarzán, y dijo unas palabras que fueron su salvación.
“Doctor, si no le saca el culo del agua, no va a dejar de hacer bomba!”

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