Un tutti frutti de verdad

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Hay un negocio en el que los aromas se mezclan. Cada producto está acomodado en su cajoncito. Todo junto parece una sinfonía de colores y sabores. Las señoras vienen con su changuito y se llevan un kilo de aquello, dos kilos de esto otro. Ésta no que está machucada, aquella no que está verde...
Pero en mi barrio, de noche, pasan cosas raras.
Cuando todos duermen, y el vecindario está en silencio, las frutas cobran vida.
Las manzanas y las naranjas hacen una ronda, porque son muy amigas, y bailan al son del melocotón, del limón y del melón!
Las moras no se juntan con nadie, porque son muy vergonzosas.
Los arándanos tampoco, porque son demasiado fashion para mezclarse con esa chusma!
Y del kiwi, ni hablemos, se agrandó el día en que se enteró que tiene muchas propiedades!
Las ciruelas y las cerezas corren carreras, mientras el señor higo controla que no hagan trampa.
La sandía, siempre sonriente, cuenta muy buenos chistes que las grosellas nunca entienden. Pero no por tontas, ¿eh?, solo que les falta sentido del humor!
Las frutillas, las frambuseas y las fresas viven peleándose. Gritan, se enojan y se ponen nerviosas hasta que viene la sra piña y pone fin a la discusión!
Las que siempre quieren pelear son las uvas, pero claro, como vienen en yunta, nadie se les anima!
Aunque hay un juego, que es el preferido de todos. ¡Atrapar a la banana! Porque la banana, sepanló, es una fruta muy escurridiza. Uno piensa que la atrapó, pero no, en el momento menos pensado, ffffsss, sale patinando la loca.
Cuenta la leyenda que una noche, la mandarina se había encaprichado en que quería atrapar una banana. La corrió, la corrió, y de repente salió disparada y terminó estrellándose contra el vidrio de la heladera. Pero no vayan a pensar que la mandarina era torpe, ¿eh?, solo era buena...!

Y ahora, mis queridos, podrán ver un video muy instructivo. Porque pelar una banana no crean que es fácil! Todo lo contrario, tiene toda una toda una técnica que pudimos aprender gracias a los expertos....