Amores de inmigrantes II

La isla de Galesnjak, Croacia.

Continuación de Amores de inmigrantes I

El necesitaba su ayuda, al día siguiente se iban a escapar. Cruzarían el Adriático en la lancha y tratarían de llegar a Italia.
Todo debía guardarse en absoluto secreto. Solo a su amiga se lo contó, y había una razón para ello. Su novio era extranjero, era el único que podría llevarle a Italia una maleta con todas sus pertenencias, pues ellos no podían llevarla consigo. Levantarían muchas sospechas. Mas que levantar sospechas, yo diría que sería evidente! Debían salir del país con lo puesto y sin despedirse de nadie!
Y así lo hicieron. Al día siguiente fueron al puerto, saludaron a los guardias, como todos los fines de semana, subieron a la lancha y partieron en busca de la libertad tan deseada.
Ellos no sabían lo que les depararía el destino, solo sabían que serían libres. Eran jóvenes y tenían toda una vida por delante. Lucharían codo a codo, sabían que sería muy duro, pero no les importaba. ¡Estaban juntos y convencidos de que el amor todo lo puede!

Al promediar el viaje, el motor de la lancha dejó de funcionar. Se miraron, sonrieron, y se pusieron a remar. ¡Nada los detendría!
Cuando ya estaban cansados, divisaron un barco que se acercaba a ellos. El temor se vio reflejado en sus miradas. No sabían de dónde venía. ¿Y si resultaba que los venían a buscar?
Se abrazaron fuerte, tan fuerte que sus corazones se fundieron en un latido y comenzaron a rezar.
Luego vieron que era un barco italiano. Iban a ser rescatados!

Treinta años después la amiga que supo ayudarlos, los fue a visitar a New York, en donde estaban radicados.

Creo que es una historia que vale la pena ser contada. Una de las tantas historias de inmigrantes que me saben atrapar y que me demuestran que cuando uno ama, todo es posible! Y que, por mas difícil que sea, y por mas escollos que haya que sortear, hay dos cosas en la vida por las cuales vale la pena jugarse por entero: el amor y la libertad.