Los talentos en nuestras manos!

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Alberto Durero (21 de mayo de 1471 - 6 de abril de 1528) es uno de los artistas mas famosos del Renacimiento alemán, conocido en todo el mundo por sus pinturas, dibujos, grabados y escritos teóricos sobre arte, que ejercieron una profunda influencia en los artistas del siglo XVI de su propio país y de los Países Bajos

Alcanzó la fama en Europa por la precisión y los detalles que reproduce en grabados y tallados. Esta técnica perfeccionista la aplica igualmente en sus retratos y cuadros religiosos realizados al óleo sobre panel de madera. También fue uno de los primeros artistas europeos que utilizó la acuarela.
Sus trabajos en acuarela se toman como modelo en las escuelas de arte de la actualidad.
"El pintor obsesionado con su imagen quizás quiso jugar a ser Dios; o retar a Dios. El caso es que su destreza con el dibujo y, con ésa técnica tan escurridiza y frágil como es la acuarela, hizo que de su mano surgieran plantas y animales que hubieran confundido al Todopoderoso."
A modo de ejemplo les dejo tres obras. Si cliquean las podrán ver mas grandes y apreciar mejor. Las dos primeras son algunas de sus acuarelas mas famosas: La liebre y Gran tabla de césped. La tercera es un óleo, Autorretrato.
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La historia que leerán a continuación, y cuyo autor desconozco, no pude averiguar si es verdadera. Poca información hay en la web sobre su vida personal, y menos aún sobre su infancia. De cualquier manera, sirve a modo de reflexión, para cada uno de nosotros, y para Argentina como país.
Y disculpen la extensión, pero creo que vale la pena.
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En el siglo XV, en una pequeña aldea cercana a Nüremberg, vivía una familia con varios hijos.
Para poner pan en la mesa para todos, el padre trabajaba casi 18 horas diarias en las minas de carbón, y en cualquier otra cosa que se presentara. Dos de sus hijos tenían un sueño: querían dedicarse a la pintura. Pero sabían que su padre jamás podría enviar a ninguno de ellos a estudiar a la Academia.
Después de muchas noches de conversaciones calladas, los dos hermanos llegaron a un acuerdo.
Lanzarían al aire una moneda, y el perdedor trabajaría en las minas para pagar los estudios al que ganara. Al terminar sus estudios, el ganador pagaría entonces los estudios al que quedara en casa con las ventas de sus obras. Así, los dos hermanos podrían ser artistas.
Lanzaron al aire la moneda un domingo al salir de la Iglesia.
Uno de ellos, llamado Albrecht Durero (o Albrecht Dürer en alemán) , ganó y se fue a estudiar a Nüremberg
Entonces el otro hermano, Albert, comenzó el peligroso trabajo en las minas, donde permaneció por los próximos cuatro años para financiar los estudios de su hermano, que desde el primer momento fue toda una sorpresa en la Academia.
Los grabados de Albrecht, sus tallados y sus óleos llegaron a ser muY superiores que los de numerosos de sus profesores, y para el minuto de su graduación, ya había comenzado a ganar formidables sumas de dinero con las ventas de su arte.

Cuando el joven artista volvió a su aldea, la familia Durero se congregó para una cena en su honor. Al finalizar el festejo, Albretch se puso de pie en su lugar de honor en la mesa, y propuso un brindis por su hermano amado, que tanto se
había sacrificado trabajando en las minas para hacer sus estudios una realidad.
Y dijo: "Ahora, hermano mío, es tu turno.
Ahora puedes ir a Nüremberg a perseguir tus sueños, que yo me haré cargo de todos tus gastos".

Todos los ojos se volvieron llenos de expectativa hacia el rincón de la mesa que ocupaba su hermano. Pero este, con el rostro empapado en lágrimas, se puso de pie y dijo suavemente:
"No, hermano, no puedo ir a Nüremberg.
Es muy tarde para mi.
Estos cuatro años de trabajo en las minas han destruido mis manos.
Cada hueso de mis dedos se ha roto al menos una vez, y la artritis en mi mano derecha ha avanzado tanto que hasta me costo trabajo levantar la copa durante tu brindis.
No podría trabajar con delicadas líneas el compás o el pergamino, y no podría manejar la pluma ni el pincel. No, hermano, para mi ya es tarde.
Pero soy feliz de que mis manos deformes hayan servido para que las tuyas ahora hayan cumplido su sueño".
Más de 450 años han pasado desde ese día.
Hoy los grabados, óleos, acuarelas, tallas y restantes obras de Albretch Durero pueden ser vistos en museos alrededor de todo el mundo.
Pero probablemente solo nos acordamos de uno especialmente.

Es la de aquel día, donde Albretch rindió un homenaje al sacrificio de su hermano, dibujando sus manos maltratadas, con las palmas unidas y los dedos apuntando al cielo.
Llamó a esta poderosa obra simplemente "Manos", pero el mundo entero abrió de inmediato su corazón a su obra de arte y se le cambio el nombre a la obra por el de "Manos que oran".
Cuando tengas la oportunidad de ver una copia de esta obra, mírala detenidamente. Ojalá que valga algo para, que cuando nos sintamos demasiado orgullosos de lo que hacemos, y muy pagados de nosotros mismos, recordemos que en la vida…. nadie nunca triunfa solo!

Al leer esta historia, que ya no importa demasiado si es verdadera o no, yo pensaba que personas habían ayudado a lo largo de mi vida a que yo sea quien soy hoy. Y no porque me crea una gran triunfadora, sino porque uno es lo que es gracias al esfuerzo propio y a las manos que nos tienden a lo largo del camino.
Los talentos que cada uno tiene no son nada si no se regalan con manos generosas y si no hay manos generosas que lo posibiliten.
Bueno es tenerlo en cuenta también, si queremos crecer como país. Solo la conciencia de que no somos entes separados, sino una unidad que trabaja en conjunto, les dará a nuestros gobernantes, y a nosotros como pueblo, la humildad necesaria para llevar adelante el crecimiento de nuestra Nación.

Gracias a Hugo, a Condesa y a Delirium por ayudarme a pensar.

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